El músico propone conocer los estilos musicales que nacieron en cada parte de la gran América latina, en un espectáculo que recorre leyendas: desde El Dorado, el Che y García Márquez, a otras conocidas.
Estilos musicales de América, como el bambuco colombiano, el son y la habanera cubana, el polo venezolano, el vals, la marinera y el landó peruano, el albazo ecuatoriano, el candombe uruguayo y el bailecito boliviano, entre otros, pasan a través de Luis Caro, cantante, músico y escritor marplatense quien presentará hoy “Mitos y Leyendas de la Canción Latinoamericana”. El espectáculo subirá a escena a las 21.30 en el escenario de Cuatro Elementos (Alberti 2746). Y luego se lo podrá ver el 19 y el 26 de enero en esa misma sala.
Entrevistado por LA CAPITAL, Caro contó cómo armó este espectáculo: “Tal vez la característica de este trabajo esté relacionado a la asombrosa diversidad de nuestra música y a la búsqueda casi religiosa de un sonido mínimo, austero y original”.
Y agregó que la palabra “original” la utiliza “pensando en la interpretación más pura de las formas o por lo menos intentando no abrirlas demasiado a otros géneros. Sería bueno lograrlo de manera de preservar la memoria histórica y estética de estas formas”.
-¿Qué propone el espectáculo Mitos de la canción latinoamericana?
-Mitos y Leyendas de la Canción Latinoamericana es un compendio musical y poético del folclore de nuestro continente. Está desarrollado desde las distintas formas musicales que lo habitan: el bambuco colombiano, el son y la habanera cubana, el polo venezolano, el vals, la marinera y el landó peruano, el albazo ecuatoriano, el candombe uruguayo, el bailecito boliviano, la cueca chilena, nuestra milonga, nuestra chacarera. Formas musicales que, por lo general, abrevan en la copla española y en las distintas influencias étnicas y culturales que recibimos desde la vertiente africana, o los pueblos originarios de la mismísima cordillera.
-¿Qué autores recorrés?
-Los autores que abordo son, tal vez, los más clásicos del género: Chabuca Granda, Violeta Parra, Rubén Blades, María Elena Walsh, Simón Díaz y Silvio Rodríguez. Entre los contemporáneos me interesan Pascuala Ilabaca y Natalia Lafourcade y desde luego trabajo también sobre temas propios y algunas recopilaciones que fui pescando en el camino. De joven tuve hasta la fortuna de vivir en la casa del pintor Oswaldo Guayasamín en Quito, Ecuador, donde escuché bellísimas historias y canciones, algunas inéditas y de transmisión oral.
-¿Por qué hablás de mitos, qué mitos son los que atraviesan a estos géneros musicales?
-Entiendo que el arte en general está atravesado por mitos y leyendas; históricas, religiosas, urbanas. “Mythos”, según los griegos, es un relato que se refiere a acontecimientos prodigiosos realizados por seres hasta sobrenaturales que, por lo general, buscan dar una explicación a los hechos mismos. La historia latinoamericana está surcada por mitos y leyendas que forman parte de su acervo cultural y que básicamente se revelan en las distintas expresiones artísticas. En el caso de este trabajo, intento dar vida a esos fenómenos que surcan nuestra historia desde la música y la literatura. Digo desde la música, la literatura y aún desde el teatro, considerando que esas disciplinas por varios motivos siempre se funden en mis exploraciones artísticas, son mis demonios de siempre. En esta aventura están presentes la leyenda de El Dorado, de Palmares, del Che, de Manuel Rodríguez, de Gabo García Márquez. Está la magiafantasmaniebla poesía de Gelman, el temperamento de Arlt, el vanguardismo de Lamborghini. Imagino que conocer algo de esta mitología nos hace entender mejor la circularidad de los procesos históricos.
-¿Cómo se encuentra la canción latinoamericana en pleno siglo XXI, está vigente?
-Creo que el género de la canción latinoamericana está vital y dinámico. Hay autores jóvenes, hay interés por esta expresión y hay muchas experiencias de fusión con otras formas musicales, que aun corriendo algunos riesgos estéticos, revitalizan el género. En la actualidad existen encuentros de músicas del mundo y festivales de jazz en todos los continentes donde la música latinoamericana tiene su lugar. En la experiencia callejera que realicé en los países europeos, incluso donde el idioma que se habla no es el español, las formas musicales latinoamericanas son recibidas con mucha atención. Es importante que los gobiernos tomen nota de la importancia de generar bienes culturales, de invertir en cultura. Tal vez las futuras generaciones, con menos prejuicios que los nuestros y más herramientas culturales, construyan, como diría Machado, más nuevas y robustas primaveras.